El consumismo tras la pandemia
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Desde hace décadas, el sistema imperante en casi todos los países del planeta es el capitalismo, basado en el libre mercado y en la oferta y la demanda. Es un sistema que ha permitido crecer a muchos países y elevar el PIB de la mayoría de ellos en estas últimas décadas, aunque también es cierto que provoca una evidente polarización. Los países ricos cada vez son más ricos, y los países pobres parecen abocados a esa situación de pobreza, a veces extrema, para siempre. Lo mismo ocurre en las propias sociedades, incluso dentro de los países ricos. La llamada clase media que surgió en la época de bonanza está perdiéndose, y en muchos casos la inestabilidad laboral está llevando a los habitantes de países supuestamente ricos a tener problemas para comprar una casa o tener una vida cómoda. El sistema capitalista también se basa en otro concepto que, en una época como la actual, puede parecer cuanto menos discutible: el consumismo.
Para que haya oferta debe haber demanda. Si esta no existe, la creamos de forma “artificial”, consiguiendo que los usuarios consuman y compren, da igual si lo necesitan o no. Necesitamos que la rueda del dinero siga girando, que la gente consuma para que la demanda suba, haya más oferta y esta genere más puestos de trabajo. Pero, ¿qué ocurre cuando todo este sistema colapsa? ¿Qué pasa cuando hay una pandemia a nivel global que hace temblar los mismos cimientos de este sistema consumista? En el último año y medio hemos podido comprobar como el capitalismo está empezando a ser insostenible, porque las condiciones laborales no dan para llevar una vida cómoda y seguir con ese ritmo de consumo masivo que es lo que genera el supuesto crecimiento infinito de un mercado. Ahora, todavía con el virus rondando y luchando por terminar cuanto antes con esta pesadilla, nos asomamos a un futuro en el que parece que las cosas no van a cambiar demasiado, aunque tal vez deberían…
Compras online durante la pandemia
Si de algo podemos sentirnos aliviados en esta pandemia que nos ha tocado vivir es de haber podido contar con Internet. La red nos ha permitido no solo estar en contacto más estrecho, a través de mensajes y videollamadas, sino también disfrutar de mucho entretenimiento y por supuesto, hacer compras online. Este tipo de compras ya eran habituales antes de la pandemia, sobre todo entre los jóvenes, pero ha sido durante el último año y medio cuando todos se han decidido a comprar en Internet. Es más cómodo, es más rápido y además nos lo traen a casa. En época de confinamiento era, de hecho, la única solución posible para adquirir muchos bienes. Esto ha permitido que muchos nuevos usuarios descubran las bondades de las compras online, y ahora estén dispuestos a seguir utilizando este sistema, que según parece, anima mucho más al consumismo, ya que es como estar en un centro comercial a cualquier hora del día.
Un duro golpe económicos a los compradores
Sin embargo, no todo podía ser positivo, claro está. Muchas empresas que ofrecen servicios o productos que no se pueden enviar por correo han quedado devastadas por culpa de la pandemia. Los cambios en la manera de consumir afectan sobre todo a pequeñas y medianas empresas, negocios de barrio de toda la vida, que son devorados por las grandes multinacionales online. Los propios compradores están utilizando ahora mucho más la comparativa online para poder comprar algo al mejor precio, aunque la diferencia sea mínima con la tienda de la esquina. Y es que la pandemia ha permitido ahorrar algo de dinero a muchos, pero también ha terminado con el trabajo de otros tantos, recortando sus sueldos y poniéndoles en una situación peligrosa.
El golpe económico de la pandemia ya se está empezando a notar, pero todavía no es nada comparado a los dos o tres años que quedan por venir. La situación actual en muchos países está controlada gracias a mecanismos como los ERTE, pero en cuanto esto se acabe, la cola del paro aumentará de manera significativa. Además, los consumidores parecen pensarlo mucho más antes de comprar cualquier cosa, especialmente si hablamos de compras caras. La pandemia nos ha demostrado que podemos pasar de una situación de estabilidad a otra totalmente desastrosa en cuestión de semanas, y sin que nada ni nadie pueda evitarlo. Por eso muchas ya tienen en mente ahorrar algo más, por lo que pudiera pasar en el futuro.
Rumbo a un mundo más sostenible
Las imágenes de los mares, las selvas y los parques naturales durante la pandemia, llenos de animales libres que habían “recuperado” su terreno ante la ausencia de los seres humanos, confinados en casa, fue uno de los puntos de inflexión que nos ha traído esta pandemia. El sistema capitalista se basa en el continuo crecimiento del mercado, generando más oferta y más demanda, para que la una se retroalimento con la otra. Sin embargo, ese crecimiento exponencial no puede ser infinito en un planeta donde las materias primas son finitas. Y la Tierra ya está notando las consecuencias de varias décadas de sistema capitalista que solo piensa en producir, y no en mantener el medio ambiente o cuidar el lugar donde vivimos.
Tal y como están las cosas, con multitud de estudios evidenciando la influencia del ser humano en el cambio climático y el preocupante futuro que tenemos por delante, la visión más lógica sería apostar por un sistema más sostenible. Pero eso significaría también tirar uno de los pilares básicos del capitalismo, el propio consumismo. Si en lugar de comprar ropa nueva la reutilizamos, si en vez de utilizar el coche salimos en bici, estaremos haciendo perder dinero a empresas textiles y automovilísticas. Se generaría un gran cambio en la forma de consumo y de producción, y tal vez no estemos del todo preparados para ello. Pero si no es después de una crisis como esta, que ha supuesto una especie de reseteo de todo el sistema, ¿cuándo será?
¿Seguirá el consumismo desmedido?
Los empresarios están relativamente contentos con la vuelta a la “normalidad” gracias a la vacuna, porque parece que la gente está volviendo a consumir como antes. Esto es algo lógico, sobre todo después de un año y medio casi encerrados. Sin embargo, parecer que la mayoría han tomado conciencia del camino problemático que supone seguir con el consumismo desmedido, y seguramente se lo piensen mucho mejor antes de seguir comprando de esa manera. Tal vez sea el principio del fin del sistema capitalista, al menos tal y como lo entendemos hasta ahora, con un consumismo exacerbado que, como ya hemos comprobado, no trae nada bueno al medio y al largo plazo.